Ad portas de una nueva elección presidencial y parlamentaria, otra vez ha surgido la interrogante si es posible implementar el voto electrónico, sobre todo, para facilitar el sufragio a quienes tienen dificultades para hacerlo de forma presencial. Son varios los países que han incorporado la votación electrónica, por lo que en Chile ya se debate si es conveniente su incorporación o no.
Son varios los argumentos a favor de que se implemente este sistema, sin embargo, lo que no se considera es que la realidad de nuestro país en materia de cultura digital es aún muy precaria en relación a otros países que han logrado implementar este mecanismo de forma exitosa. Durante la pandemia quedó en evidencia que existe una brecha digital enorme que debemos resolver, porque mientras no solucionemos estos problemas no vamos a poder instalar ni desplegar el voto electrónico.
Hay que recordar que estamos recién partiendo y se acaba de dar inicio al período de la Ley de Transformación Digital del Estado, la que tiene un plazo de cinco años para ser implementada, entonces tenemos que entender que este es un proceso que va a tomar tiempo. La digitalización no es solamente algo técnico, el digitalizar tiene que ver con “transformar personas” y que los ciudadanos entiendan sus derechos, sus deberes y se les otorgue confianza, por lo que se necesita una certeza jurídica que avale los actos digitales.
Para implementar el voto electrónico se requiere de una maduración de todo el sistema e infraestructura digital, por lo que se necesita de algunos años de trabajo “conectando a los no conectados” para lograr ver los resultados esperados. La Comisión de Transportes y Telecomunicaciones del Senado se encuentra trabajando en una nueva estrategia digital llamada “Chile Digital 2035”, entonces es posible pensar que en algún tiempo más va a ser factible llevar a la práctica el sufragio electrónico, porque habremos mitigado todas las brechas de acceso, conocimiento y capacidades.
Estamos caminando como sociedad hacia el ciberespacio, lugar donde confluyen muchos aspectos que son relevantes para el ejercicio y protección de la democracia, es por esto, que lo primero es asegurar el resguardo de los datos personales de cada ciudadano con una institucionalidad autónoma, que se establezca una real gobernanza de interoperabilidad, con la necesaria identidad digital con factores de autenticación y seguridad digital para cada persona.
Actualmente hay una discriminación tremenda, que no permite cumplir con el objetivo de llegar a los más vulnerables con el voto electrónico. La transformación digital es un proceso mucho más complejo que entregar un equipo, se trata de generar una cultura en este tema y lograr llegar a todo el universo nacional, solo en ese momento va a ser posible pensar en este sistema de sufragio.
Nuestra democracia se va a ir perfeccionando con el tiempo gracias a las tecnologías, porque nos va a permitir otras instancias de participación ciudadana y de acceso a la información, pero para que eso sea posible tenemos que avanzar hacia una “República Digital”.
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Medio: G5NOTICIAS
